La compañía japonesa está desplazando poco a poco al mercado físico y ganando nada menos que un 47% adicional gracias a las versiones digitales de los juegos.
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La campaña «PlayStation Justa» ha presentado una demanda colectiva contra Sony en los Países Bajos, acusando a la compañía de prácticas monopolísticas relacionadas con el precio de sus juegos digitales y contenido descargable (DLC). Según la demanda, las versiones digitales de los juegos de PlayStation se venden a un precio promedio un 47 % superior al de sus versiones físicas, lo que los consumidores han denominado el «impuesto Sony».
La acción legal, presentada el 23 de junio, se basa en una investigación del grupo de consumidores holandés, que afirma que Sony ha explotado su posición dominante en el mercado de consolas durante más de una década. La demanda sostiene que esta disparidad de precios ha costado a los consumidores holandeses un estimado de 505 millones de dólares desde 2013. Los críticos argumentan que el control de Sony sobre su mercado digital, en particular sus restricciones a otras tiendas de aplicaciones, ha sofocado la competencia y permitido a la compañía fijar precios sin las presiones competitivas que normalmente benefician a los consumidores.
Sony es líder de Europa y eso le da ventaja en los precios
Desde el lanzamiento de la PlayStation 5 Digital Edition, Sony ha tomado medidas agresivas para impulsar las consolas exclusivamente digitales, lo que ha permitido a la compañía mantener precios digitales altos y eliminar la competencia. La demanda apunta al hecho de que Sony obtiene el doble de margen en las ventas digitales en comparación con los juegos físicos, mientras que posee el 80% del mercado de consolas holandés. La demanda busca obligar a Sony a abrir su tienda digital a otros proveedores, lo que fomentaría un mercado más competitivo y justo para los consumidores de PlayStation.
La primera audiencia de la demanda colectiva está programada para más adelante en 2025. Si tiene éxito, podría conducir a cambios significativos en la forma en que Sony opera su plataforma de distribución digital, potencialmente permitiendo a proveedores externos vender contenido digital de PlayStation y reduciendo los precios para los consumidores.
Al no tener un competidor fuerte en Europa, Sony puede hacer lo que quiera con sus usuarios, esta es una las quejas de uno de los demandantes. Xbox ni está ni se le espera, y Nintendo apunta a un mercado completamente diferente.

