Analizamos R-Type Final 2, un lago de fuego interactivo compuesto por hordas de naves extraterrestres capaces de someternos hasta convertirnos en cenizas.
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El micromecenazgo (también conocido por su nombre anglosajón, crowdfunding) a veces puede convertirse en un flotador salvavidas que ha permitido a muchas empresas financiar proyectos o, simplemente, sobrevivir. Los matamarcianos, o lo que es lo mismo, los shoot’em up, fueron, otrora, uno de esos géneros a los que le debemos infinidad de horas a los mandos. Un género que ha acaparado la mayoría de los focos por muchos años y que marcó una tendencia que ha permitido que el mundo de los videojuegos haya vivido una constante evolución durante tantas décadas.
Sin embargo, puede suceder que, por alguna razón, la prominencia de la industria del videojuego provoque que numerosos géneros pierdan relevancia con el paso del tiempo. En este momento, los matamarcianos son un producto de nicho con obras creadas por pequeños estudios muy lejos de la época dorada del género. Tanto es así que franquicias como Gradius o R-Type, cuyas últimas entregas repasaron su trayectoria y homenajearon, como siempre, sus momentos más ilustres, han terminado abocados al ostracismo en una enorme batalla especial cuyos restos siguen siendo recordados a través de nuestros corazones.
Por suerte, aunque no creo en los milagros, sí creo en el poder que ha profesado la gente de Granzella Inc, pues hace un par de años que lanzaron una campaña de financiación para el desarrollo de R-Type Final 2, una suerte de juramento solemne de fidelidad para con un pedacito de historia.
Apartado técnico
Amparado por su versatilidad y popularidad, Unreal Engine 4 es la base de muchos de los títulos más aclamados de los últimos años en el mundo de los videojuegos. Tanto es así que el desarrollo de diferentes aproximaciones artísticas ha propiciado un mejor entendimiento de las bondades de este motor, su ambivalencia, en detrimento a las muchas de las limitaciones que sí poseía Unreal Engine 3. Y aunque este R-Type Final 2 está lejos de romper moldes, dado que los modelados de las naves y escenarios son más que funcionales, sí nos ofrece una experiencia amparada en la eficiencia y fluidez, y no tanto en la diversidad.
Al fin y al cabo, los shoot’em up exigen del jugador una gran cantidad de reflejos y una buena memoria para anticiparse a los patrones de cada uno de los enemigos. En otras palabras, son juegos que requieren reacciones rápidas, ergo, es importante una elevada cantidad de fotogramas por segundo. Afortunadamente, la gente de Granzella Inc, ha conseguido ofrecer una buena experiencia de juego, independientemente de que haya una tormenta mortífera de disparos, rayos y explosiones en pantalla.
Jugabilidad
Puede que los matamarcianos ya no sean como los que vimos en los años 80, dado que han contado con una transformación y evolución constante del concepto mismo de videojuego, pero hay algo realmente genuino en la obra que nos ocupa, su conservadurismo, ya que mantiene la atmósfera de las entregas originales y también subraya con mucho acierto el valle de la desesperación, cuando el cambio parece imposible y nuestras posibilidades de victoria brillan por su ausencia. Es una obra que busca de forma desesperada una solución a nuestra soledad interior enfrentándonos a una fuerza imparable.
Por lo demás, R-Type Final 2 es una obra que sigue confiando en el diseño de sus niveles y memorización horizontal de los puntos exactos en los que aparecen los distintos obstáculos. Una obra en la que recogemos varios potenciadores para aumentar nuestra capacidad de fuego a bordo de una nave de alta velocidad, evitando chocar contra balas y enemigos en primer plano, así como usando un sistema que nos permite absorber energía para luego proyectarla y cuya forma depende de la nave que estemos utilizando. Son fundamentos que apenas se han tocado en más de 30 años de historia y que tampoco necesitan ser cambiados, sobre todo en un terreno que a día de hoy se ha vuelto sumamente fértil.
Todo eso está intacto en el juego de marras, y eso se traduce en una experiencia que se distingue del resto de sus congéneres cuyas pautas sí son mucho más contemporáneas. Después de todo, es exigente de una manera muy distinta a la que podemos ver en juegos de acción más desenfrenados, y los desafíos que tanto profesa se basan en lo que se ha hecho antes, a través de fases cortas y una acción con dificultad creciente.
Duración
Hay un loable esfuerzo en procurar que se rentabilice un producto por medio de una buena duración. Si bien, tampoco debemos olvidar que el ensayo y error es una de las técnicas de aprendizaje más extendida y natural, una técnica que los shoot’em up tienen como máxima, pues su manera de entender el término “duración” viene auspiciada por una exposición que retrata la muerte como una musa ineludible. En otras palabras, discutir sobre dificultad extrema es algo que le viene como anillo al dedo al género en cuestión.
Por supuesto, R-Type Final 2 no es la excepción que confirma la regla. Sí, completar la aventura principal no debería llevarnos más de 3-4 horas de juego. Empero, es una obra concebida para ser superada una y otra vez, dado que todas las naves gozan de un comportamiento diferente. Y si incluimos la expresión “hacer morder el polvo”, todo queda dicho, porque el fracaso forma parte del proceso de aprender cómo ganar. Y os aseguro que vais a fracasar muchas veces hasta ver la pantalla de los créditos finales.
Conclusión
Muchas obras del medio han demostrado a lo largo del tiempo que el infierno, ese lugar de tormento eterno, existe para un puñado de valientes. A partir de una puesta en escena muy conservadora, R-Type Final 2 nos acerca a ese infierno gracias a un ejercicio de puro masoquismo, un gran lago de fuego administrado por hordas de naves extraterrestres que son capaces de someternos hasta convertirnos en cenizas. Asimismo, es la reivindicación de 34 años de historia compuesta por un frenesí de disparos. Una llama que manifiesta su pasión por avivar la llama y que ha acabado constituyendo la industria del videojuego.
*Agradecemos a NIS America el material proporcionado para poder realizar este análisis.