Os traemos nuestras impresiones de The Lost Gods, tercer y de momento último DLC de Immortals: Fenyx Rising.
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Ubisoft cierra, de momento y hasta nueva información, el contenido post-lanzamiento de su nueva IP: Immortals: Fenyx Rising. Un nuevo DLC, el tercero, que llega cargado de novedades y que difiere totalmente de los visto hasta ahora. Por que, si Un nuevo Dios y Mitos y Leyendas del Reino del Este fueron dos expansiones continuistas, que amplían la historia base y nos presentaban un nuevo reino mitológico, los Dioses Perdidos (The Last Gods) es una expansión diferente, que sacude las bases de lo que conocíamos anteriormente y siembra una poderosa semilla: ¿veremos un juego de este estilo en el futuro?
Como podéis intuir, este nuevo DLC no ha gustado bastante. Tal y como iremos desgranando en estas impresiones, este tercer contenido descargable añade nuevos elementos a una fórmula que funciona, pero no por ello pierde diversión o se vuelve más tosco o aburrido.
The Lost Gods, ¿el inicio de un futuro esplendorosos para Immortals?
Los Dioses Perdidos sigue la historia donde se quedo en Un Nuevo Dios. No entraremos en detalles para evitar spoilers, pero nos bastará con saber que las cosas en el Olimpio no van bien y Atenea y Fenix deciden intentar arreglar el entuerto. Sin duda, más allá de la aparición de Ash, nueva adalid a la que manejamos elegida por Fenyx, este DLC presenta una novedad esencial: un cambio de vista. Si el juego base y las dos primeras expansiones teníamos una vista en tercera persona, ahora contamos con una vista cenital al más puro estilo diablo.
De este modo, el juego se convierte en un ARPG puro y duro, con todo lo que ello conlleva. Un cambio que le siente como anillo al dedo, ya que permite potenciar algunos aspectos de la jugabilidad, que ya de por sí nos gustó en el juego base, como el ritmo o la velocidad. Ahora los combates son más frenéticos, más ágiles, pero mantienen la misma base jugable. Perdemos por el camino el uso de pociones (ahora recuperamos vida matando enemigos) y la barra de stamina (ya no corremos ni escalamos). Pero es algo que, en este estilo no es necesario.
El mundo se sigue abriendo ante nosotros (y tenemos un mapa bastante grandes por delante para ser un DLC) y sigue guardando mil y un rincones que explorar e investigar. Con el cambio de perspectiva nos centramos más en el ahora, en lo que tenemos delante y en cómo llegar a cada punto. Con ello, también tenemos nuevas pruebas y desafíos, así como nuevas maneras de superar pruebas que vuelven a hacer acto de presencia.
Con todo ello, estamos ante un DLC que nos puede durar entre 8-10 horas. Más que suficiente para tratarse de una expansión. Una que vuelve a contar con un buen apartado gráfico, colorido y muy variado. Además su rendimiento sigue siendo inmejorable en Xbox Series X (consola en la que lo hemos jugado), donde funciona a 4K y 60 fps sólidos, sin ninguna caída, ni tirones ni problemas de resolución.
En definitiva, The Lost Gods es una expansión que siente las bases del futuro de la saga. Uno que quizás pase por algún spin-off, como ocurrió con Darksiders: Genesis, por que este DLC esconde en su interior un juego totalmente nuevo donde la esencia de Immortals se mantiene intacta. El humor, la jugabilidad frenética y ágil, los toques de farmeo y la obtención de habilidad. Todo ha sido perfectamente adaptado a este nuevo estilo, que le sienta como anillo al dedo y hace que queramos tener un juego exclusivo de este formato desarrollado por Ubisoft.
Sin duda, un gran acierto como colofón del pase de temporada. La última parada, de momento, en el viaje de Immortals: Fenyx Rising, una IP que nos ha sorprendido desde el primer momento y que cierra su ciclo con una expansión más que digan y que asienta las bases de lo que esperamos que sea el inicio de una nueva franquicia.