Un año más llega a nosotros el shooter más vendido del año, sin embargo Call of Duty: Modern Warfare no es solo eso. Es mucho más y os lo contamos en su análisis.
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Como cada año sin falta desde hace tantos que no sabría recordar, tenemos una nueva ración de Call of Duty que valorar. Y como tal, nuestra tarea con este análisis es solucionaros en parte esa duda que en mayor o menor medida acaba asaltando a cualquier jugador amante de la acción: ¿Es para mí este Call of Duty: Modern Warfare? La respuesta corta es que probablemente encuentres motivos de sobra para que te resulte atractivo. Para la respuesta larga… vamos a ello.
No voy a repasar cada una de las últimas entregas y cómo parece que la saga va dando tumbos de un lado para otro buscando siempre un hueco que permita satisfacer a su núcleo duro de jugadores, que no quiere nada más que el mismo multijugador de siempre con mejoras, sin dejar de innovar y buscar la manera de atraer a otro bastión, el de sus antiguos jugadores, que ya disfrutaron al máximo en los primeros Modern Warfare de Xbox 360. Pero resulta inevitable ver tras muchas horas de juego y con un par de veces terminada la campaña sentenciar que cualquiera que confíe en este nuevo Modern Warfare no va a salir defraudado.
Los motivos son variados, pero comencemos por el más importante: La nueva campaña. En Black Ops 4, el año pasado, la perdimos, pero el resultado no fue tan dramático como se esperaba, por eso, en esta ocasión se recibe con los brazos abiertos, pero con la misma cara de escéptico. Infinity Ward se ha beneficiado este año de la vuelta de muchos miembros del equipo que trabajó en el Modern Warfare original y eso se nota nada más arrancar el juego. La atmósfera que rodea al título es seria, el conflicto entre facciones siempre está presente y no intentan en ningún momento suavizar el enfrentamiento ni hacerlo para un mayor rango de público.
La campaña de Call of Duty: Modern Warfare es básicamente como una intensa película de acción en la que podemos participar. El terrorismo, las decisiones morales y las imágenes duras se suceden una detrás de otra mientras el espectador es puesto a prueba. Este nuevo conflicto se aleja de las enormes guerras y un mundo partido y se centra en un solo evento: La captura del Lobo, el líder terrorista de Al-Qatala, una facción extremista que se ha generado en el país ficticio de Urzikistan, gracias a años de represión sufrida por la invasión del ejército ruso.
Pero todo eso genera una serie de acontecimientos que viviremos principalmente en la piel de 4 protagonistas: Kyle Garrick, un miembro de los SAS británicos, Alex, un agente de la CIA infiltrado en las fuerzas rebeldes de Urzikistan, lideradas por Farah Karim. Todos ellos, unidos por el personaje más conocido y emblemático de toda la franquicia, que vuelve a lo grande: El Capitán John Price. Ellos serán los encargados de dirigir una trama trepidante que podría ser sin lugar a dudas una de las mejores de la historia de la franquicia y cuyo final dará muchas respuestas a los que intentan clasificar donde se sitúa Modern Warfare en la saga.
Nada de argumentos enrevesados, nada de acción plana y bombas hasta ver los créditos, durante las 6 horas que dura aproximadamente la campaña, disfrutaremos de una trama elaborada que sin complejos y ayudándose de muchos momentos muy potentes, decisiones y una intención de clara de afectar moralmente al jugador, nos tendrá pegados a la pantalla. Tanto, que si nos descuidamos, podríamos terminarla en una sesión, cual mini-serie de Netflix en una tarde de sábado. Pero esto es sólo el principio. Modern Warfare ha cambiado en muchos aspectos con respecto a Black Ops 4, la entrega del año pasado. Y os los vamos a contar todo.
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Apartado técnico
El primer cambio y más evidente es en lo visual. Este año, Call of Duty: Modern Warfare ha actualizado su motor gráfico dotándolo de un realismo sin precedentes en el que se ve el progreso de la generación en cada imagen del mismo. Las animaciones, las texturas, los escenarios detallados, la iluminación, y en menor medida los efectos de partículas (a los que si se le ven las costuras un poco) están definitivamente subidos a un nuevo nivel. Según Infinity Ward, han sentado las bases para el futuro, con la inclusión de tecnología Ray Tracing en su versión para PC, algo que sin duda, podremos ver en la próxima Xbox Scarlett.
Las distintas comparativas generadas desde el lanzamiento hablan técnicamente de una resolución dinámica de 900p para el caso de Xbox One S y de 2160p para Xbox One X, ambas con el objetivo de los 60 fps. Siendo esta última la plataforma principal donde lo hemos jugado, también hemos tenido la ocasión de probarlo en una Xbox One estándar, la cual, sufre bastante en la campaña con bajones a 40fps casi constantes, pero que en el multijugador se comporta sorprendentemente bien, incluso en los escenarios más grandes y con más jugadores.
Tampoco nos sorprende esto último, ya que Battlefield ya tenía ese logro obtenido desde hace años, pero en el apartado online de Modern Warfare si hemos visto un giro importante en relación a los mapas, que se han vuelto más grandes que nunca. Desde los mapas estándar 5 contra 5 hasta los de Guerra Terrestre con 64 jugadores, todo se mueve muy bien e incluso la distancia de dibujado se comporta de manera excelente, mostrando claramente a los jugadores independientemente de lo lejos que se encuentren.
Y todo esto, suponemos que debe ser importante, porque siendo el primer Call of Duty completamente cross-play entre todas las plataformas, no solo es importante jugar con mando o teclado y ratón, si no también que absolutamente todas las plataformas vean lo mismo en pantalla, independientemente de la calidad final que puedan mostrar en términos de resolución o imágenes por segundo. Precisamente, citando el online, más allá de análisis en profundidad de tickrate y latencias, todo nos ha ido muy bien en todo momento y los errores de Xbox Live o los cuelgues en Xbox One X han sido inexistentes, por lo que en ese apartado podéis estar tranquil@s.
La clara apuesta por el realismo de la guerra moderna se ve plasmada en mayor medida en su apartado sonoro que es contundente y sorprendente. Aunque este año la música pase totalmente desapercibida, los estruendos de las explosiones, las violentas aperturas de puertas o las armas son las claras protagonistas, amen de un doblaje de calidad al castellano que nunca falla. Bueno, casi nunca, porque en esta ocasión hemos tenido a la actriz española Najwa Nimri doblando a una importante miembro del elenco de Modern Warfare y lamentablemente cada vez que la oímos nos saca totalmente de la experiencia. No va con el mismo ritmo, y como se suele decir entre los especialistas de doblaje: ser una buena actriz no te hace automáticamente ser una buena actriz de doblaje.
Jugabilidad
Esto de los shooters va por ciclos: cuando hay demasiada guerra futurista pasan a la segunda guerra mundial, y cuando nos hartamos de las Thompson y los Sherman, pasamos a la guerra moderna y vuelta a empezar. Lo que si estaba claro y se empezó a ver el año pasado con Black Ops 4, era que los fans de COD querían volver al “boots-on-the-ground” y que la locura de los jetpacks y el wallriding se acabara. Básicamente, querían que volviera el espíritu de Modern Warfare: un shooter con armas realistas, un ritmo endiablado y las rachas de bajas de toda la vida, pero en 2019. Y está claro: lo han clavado.
Call of Duty: Modern Warfare podría ser la entrega que más ha cambiado su estilo desde las últimas entregas. Después de varios años que comenzaron con Advanced Warfare, por fin notamos que no hacen falta excusas de movimiento o funcionalidades extra que tapen un gameplay sin cambios, porque este año sí que lo ha hecho. Sigue siendo igual de dinámico, igual de divertido e igual de frenético, por suerte -o por desgracia, para otros- sigue siendo un COD y digno heredero del sobrenombre que lleva.
En la campaña, parte que desde aquí vemos excepcionalmente importante, viviremos multitud de situaciones con la que Infinity Ward se luce, fases de sigilo e infiltración, momentos de francotirador, ataques desde el aire… una concentración enorme y variada que en las pocas pero intensas horas de la campaña resultan excepcionales. En especial, un par de misiones tipo SWAT donde limpiaremos una vivienda a oscuras con terroristas mezclados entre civiles nos ha parecido de lo mejor y quizá la mejor muestra del realismo con el que se ha querido identificar el nuevo Modern Warfare.
Pero aunque merezca la pena darle un par de repasos para saborear bien la campaña, es sobre todo en alta dificultad donde usaremos más una de las novedades “tácticas” jugables, el poder apoyar el arma prácticamente en cualquier superficie para estabilizar el apuntado y reducir el retroceso. Cuando nos acerquemos a prácticamente cualquier superficie (importante esto), saldrá una pequeña retícula que indica donde apoyaremos, una mecánica que si nos acostumbramos a usar, puede ser útil hasta en el multijugador.
Un multijugador que este año no solamente deja atrás los Operadores, para solo poder elegir entre personajes desbloqueables de cada bando, si no que también deshecha dos apartados importantes que muchos podrían esperar: el modo zombis y el modo Battle Royale o Blackout. Mientras este último se ha rumoreado que podría llegar próximamente y como un añadido stand-alone y gratis, el primero de momento, podemos olvidarnos. En su lugar tenemos un nuevo modo cooperativo por misiones y un mapeado enorme de hasta 4 jugadores y en el competitivo, lo más parecido a un battle royale es el modo Guerra Terrestre, que es inevitable comparar directamente con el habitual modo Conquista de la saga Battlefield, ya que funciona exactamente igual, con un mapa de hasta 64 jugadores con vehículos.
Precisamente tanto el cooperativo como el modo Guerra Terrestre llegan con otra gran novedad de la saga que ya con el modo Blackout del pasado año pudimos ver: los grandes mapas ya no suponen un problema para la típica acción de COD a 60 fps. Es cierto que tanto uno como otro muestran grandes terrenos y es algo que en parte se ha contagiado en prácticamente todos los mapas del multijugador, que muestran un desarrollo algo más abierto, con una enorme cantidad de caminos, huecos, rincones y posibilidades para los francotiradores, dando oportunidad a cualquier clase de jugador a hacer “su partida”.
Evidentemente, el apartado más potente de Modern Warfare sigue siendo el habitual multijugador, que como novedad incorpora a los modos conocidos, Combate a muerte y dominio, una variante para 20 jugadores, que se convierte en auténticas matanzas que dan lugar a partidas realmente dispares, dependiendo de si sus participantes son más tácticos, camperos o los típicos acostumbrados al ritmo de la saga. Y otra novedad realmente interesante: el modo Tiroteo, un 2vs2 muy táctico con partidas de menos de un minuto de duración que resultan muy divertidas, sobre todo si encontramos a un amigo que nos acompañe o tiramos de una posibilidad de la que no se suele hablar: poder jugar a pantalla partida en tu casa con dos mandos a cualquier modo multijugador.
De todo esto, es el modo Cooperativo el que merece un poco más nuestra atención, porque dejando a un lado un mapa que es más bien para aguantar oleadas de enemigos, el resto tienen hasta su cinemática, que presenta las 4 misiones disponibles en las que Laswell nos indica un nuevo objetivo y cada una será una fase distinta. Como si fuera una misión de campaña, pero mucho más abierta y evidentemente con otro jugadores, tendremos que ir cumpliendo objetivos y avanzando, el problema es que a pesar de que el título pone sobre la mesa siempre el poder entrar sigilosamente y no dar la alarma, en la práctica hemos encontrado muy complicado hacerlo. El resultado es que cada misión se convertía en un “corredor de la muerte” en la que los enemigos no paran de salir, no paramos de disparar y el mayor problema es gestionar correctamente los paquetes de munición o armadura con el equipo para no caer en un instante.
Pero este modo no sólo se queda ahí, también puedes seleccionar además de tu armamento y equipamiento inicial, una especie de categoría de especialista y esos perks a usar (granadas, armaduras o rachas), que también podremos recargar durante la propia partida, encontrando maletines por el camino. Es interesante y lo cierto es que pica bastante, pero notamos que necesita una vuelta de tuerca en relación a la absurda dificultad por el torrente de enemigos incesante que para colmo, si nos derriban a todo el equipo, tendremos que empezar desde el principio.
Duración
Si habéis leído bien arriba, el modo campaña es una intensa y cinematográfica experiencia, que como tal, sólo dura unas 6 horas. En otra época quizá nos hubiera parecido muy poco, pero lo cierto es que estas campañas son algo raro hoy en día y celebramos esa dosis concentrada de acción, que incluso se permite el lujo, dentro de la linealidad, de ofrecernos algunas decisiones que no cambiarán el resultado final, pero sí que te dan el mando para que sientas realmente que estás en la película. No es el famoso meme de “Press button for pay respect”.
La otra parte importante de Call of Duty: Modern Warfare es la que nos encontraremos conforme llevemos unas horas considerables de juego y que acompañará a los jugadores durante los próximos meses: El nuevo sistema de recompensas y progresión. Porque en esta ocasión, los Prestigios desaparecen. En lugar de eso, Infinity Ward también ha adoptado el sistema del “Pase de Batalla”, que permite tanto a los jugadores que lo tienen como los que no jugar al mismo contenido, que llegará gratuitamente. Lo que no será lo mismo, es evidentemente, las recompensas.
Una vez lleguemos al nivel 55, donde tendremos desbloqueados todas las armas, perks, etc…cada nuevo nivel subirá solo el de la temporada en la que nos encontremos, con lo cual, obtendremos recompensas, mayormente estéticas. Las cajas de loot desaparecen así de un plumazo y jubilamos el conocido mercado negro en post de esta nueva corriente que, de momento funciona bien y otros títulos como Destiny 2 también han adoptado muy recientemente.
Conclusión
Un servidor había puesto grandes esperanzas en este Call of Duty: Modern Warfare, que parecía que todo iba a ser una revolución, pero lo que hemos encontrado es un nuevo Modern Warfare. Celebramos que todo haya salido bien y que como siempre, podemos decir que de nuevo Call of Duty es de los títulos en los que el sobrenombre “Compra Segura” le viene mejor que a ninguno. Lo malo es que a pesar de todos los cambios del motor gráfico, las increíbles escenas y la historia, no nos quitamos esa vieja sensación a “Es el mismo COD de siempre”.
Por suerte, eso es todo lo malo que podemos decir de él. Este año tenemos una campaña brutal, divertida, variada y concentrada en una experiencia en la que las escenas de tortura, las muertes infantiles, el terrorismo y demás tragedias de la sociedad actual, se presentan sin tapujos y también sin tener que ser explícitos, dan lugar a escenas muy fuertes y que suelen generar controversia, pero que no podemos describiros por el evidente riesgo de spoilers. Hemos disfrutado mucho con las animaciones faciales de las cinemáticas que nos hacen olvidar totalmente esos momentos del valle de la inquietud y nos dejan fascinados con, por ejemplo, la actriz que interpreta a Farah, quizá el personaje más interesante de todo el juego y que más representa esa intención por ponernos en la piel de los que supuestamente son siempre los malos.
El Capitán Price lleva la batuta una vez más de un juego cuyo final sorprenderá a los seguidores de la franquicia y que se antoja completo desde el día uno. Unos gráficos de los que poder presumir con los amigos de tu Xbox One X, un multijugador que deja atrás las barras de vida para adoptar unas animaciones y una lucha realista y variantes suficientes como para mantenernos entretenidos noche tras noche. Un lanzamiento redondo, que pone a Infinity Ward en el sitio que merece y a la que otorgamos el reconocimiento que la campaña de Infinite Warfare -otra de las mejores de la saga-, también debería de haberse llevado.
*Gracias a Activision por habernos proporcionado el material para la review.