Analizamos Fade to Silence, un título de supervivencia que consigue una experiencia inmersiva y enigmática, combinando varios elementos muy originales.
Echa un vistazo a estos otros análisis
- Análisis de Squirrel with a Gun – Cuando no debemos meternos en el camino de una ardilla
- Análisis de Dragon Age: The Veilguard – BioWare recupera su trono
- Análisis de Call of Duty: Black Ops 6 – El mejor título de la franquicia en años
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
Cuando lleva ya uno bastantes años jugando que un título te desconcierte es una experiencia poco habitual. En mi memoria reciente solo algunos títulos como Braid o Deadly Premonition, puedo decir que me cogieran con el pie cambiado. Ahora puedo sumar Fade to Silence a esta lista, por muchos motivos, algunos mecánicos, otros de atmósfera, y otros narrativos. Esto tiene más mérito teniendo en cuenta que Fade to Silence es un juego muy fiel a su género, y que cumple casi todos los convencionalismos del juego de supervivencia moderno, aunque cuente con algunas diferencias que lo hacen bastante único. La principal es que frente a la mayoría de los representantes del género que optan por aproximarse mucho al sandbox, Fade to Silence es mucho más narrativo.
En Fade to Silence encarnamos a Ash, un superviviente en un futuro no muy lejano en el que la humanidad vive sumida en un invierno constante, y lo que es peor azotada por una plaga de monstruos Lovecraftianos que no solo son mortíferos, sino que infectan la tierra y los recursos para mantener a raya a los humanos. Durante nuestra partida no solo deberemos sobrevivir, reunir a otros habitantes del yermo helado, e ir recuperando los recuerdos del pasado, sino que tendremos que arrancar la tierra de las manos del enemigo, mientras resistimos a una presencia maligna que juega con nuestro destino y nos atormenta con mensajes muy malrolleros. Todos estos elementos se conjugan para crear una atmósfera de pesadumbre que dota al juego de una gran personalidad.
https://www.youtube.com/watch?v=s2sSXhLmnOc
Apartado técnico
Al principio del análisis mencionaba como ejemplo de juego que me había desconcertado el notable y extraño Deadly Premonition, con el que Fade to Silence comparte otra característica, su mediocridad técnica. Cierto es que Fade to Silence vuela mucho más alto que el desastre que era Deadly Premonition, pero también que la escasez de presupuesto se nota terriblemente en los acabados. Texturas de muy baja definición, modelados que no resisten los primeros planos, y animaciones toscas contrasta con un diseño artístico que, sin ser la bomba, brilla mucho más. El diseño del mundo, de los escenarios o de los propios personajes principales y secundarios no está nada mal, pero las carencias antes mencionadas hacen que la impresión final baje varios enteros.
Afortunadamente para Fade to Silence todo el apartado sonoro vuelve a elevar el conjunto hasta el notable raspado. Las actuaciones son más que decentes, a destacar la del protagonista, y el diseño de sonido con auriculares no está nada mal. Vivir una tormenta de nieve con nuestro protagonista tiritando, y el sonido del viento en nuestros oídos consigue una calidad de inmersión que ojalá estuviera igual de presente en el apartado visual. La música, aunque no tiene un excesivo protagonismo ayuda a poner el acento en los enfrentamientos con monstruos, aunque el scriptación de la misma a veces sea un tanto errática. Nada que no se pueda corregir con un par de parches. Fade to Silence termina siendo un juego correcto en lo estético, muy disfrutable en lo sonoro, pero que en general pide más mimo y presupuesto para limar muchas de sus asperezas.
Jugabilidad
Entremos en harina. Fade to Silence es, esencialmente, un juego de supervivencia y crafteo muy en la onda de títulos ya conocidos como Don’t Starve o The Long Dark, con el que comparte además el ambiente invernal y apocalíptico. Las novedades que presenta Fade to Silence es su curioso sistema de resurrecciones, mezclado con su concepto de permadeath relativa, un peculiar sistema de progresión, y su sistema de aliados que permite un juego online muy en la onda del que habíamos visto en Ashen. Como ya habíamos dicho, a primera vista Fade to Silence parece un ejemplar del género survival muy de sota caballo y rey, pero según vamos profundizando encontramos algunas novedades y una perspectiva bastante original.
Al empezar el juego nos encontramos a nosotros mismos resucitando en una especie de templo, en el que deberemos encontrar una antorcha, nuestro primer arma, y que nos facilitará la posibilidad de escapar de allí. Cuando salimos solo tendremos la compañía de nuestra pequeña hija, en un campamento devastado con muy pocas provisiones. Poco a poco iremos completando nuestro inventario gracias a un catálogo de elementos a craftear con un buen balance entre profundidad y accesibilidad. Una vez armados y aprovisionados deberemos por un lado liberar de “la corrupción” (una especie de masa venosa que pudre la tierra) segmentos de terreno, y encontrar supervivientes que colaboren con nosotros, hecho que introduce en el juego cierto caracter de sim al estilo de State of Decay. Para delicia de los que gustan de jugar con amigos, estos colaboradores podrán ser “poseídos” por nuestros contactos de live, que podrán ayudarnos en expediciones, o a reconstruir el campamento.
A diferencia de otros juegos de supervivencia en Fade to Silence la muerte tiene un precio, podremos perecer un par de veces antes de sufrir una muerte permanente sin nuestros colaboradores, o nuestros avances en el campamento, pero la muerte nos traerá también la posibilidad de progresar en nuestras habilidades y comenzar la nueva partida con ventajas que antes no teníamos. Algunas de estas habilidades desbloqueables nos permitirán conservar nuestro inventario, o a los personajes que hayamos encontrado en el yermo helado en el que transcurre el juego. En cuanto al combate, que no es un elemento esencial pero sí recurrente, no está mal. No es gran cosa si pretendemos entenderlo como un juego de acción, pero está a años luz de lo que podemos ver en otros juegos como Conan Exiles, o No Man’s Sky.
Volviendo sobre el tema de la permadeath, y trayendo a colación la desasosegante ambientación del juego, que se acerca un tanto a lo que podríamos ver en un juego de terror, encontramos el motivo de la mera existencia del juego. La unión de esos tres elementos son los que dan personalidad y sentido a Fade to Silence, y a la vez no puedo negar que esa misma muerte permanente sea motivo de desánimo, o que la atmósfera se pueda tornar en triste y plomiza con el paso de las horas. Pese a todo el juego sale victorioso gracias a un simple triunfo tras su concepto, Fade to Silence es en todo momento enigmático.
Duración
Cualquiera que sea habitual de los juegos de supervivencia sabe que la duración en uno de estos títulos es un concepto relativo, y bastante maleable. En general son títulos en los que un entusiasta puede gastar decenas e incluso cientos de horas. Fade to Silence no es una excepción, máxime cuando el juego se las ingenia para ponernos la progresión como zanahoria se le pone a un burro para hacernos más dulce la amarga derrota de tener que volver a comenzar desde cero (o casi). Fade to Silence se come las horas muy a gusto y su narrativa, que se va desgranando muy poquito a poco es la recompensa perfecta para invertir en él nuestro tiempo, aparte de la diversión claro.
El juego por tanto puede tener una duración muy variable, según nos deleitemos más o menos en la labor de reconstrucción, crafteo, y reunión de personajes. Los elementos de simulación del campamento añaden sabor al conjunto, y al ser bastante competente en cuanto a combate y poseer multijugador cooperativo puede salir airoso de la repetición y la rutina. No he terminado el juego cuando escribo este análisis, pero he tenido que empezar de nuevo las suficientes veces como para haber experimentado lo mejor y lo peor del mismo. Lo más destacable sin duda es que sigo teniendo muchas ganas de jugar.
Conclusión
Normalmente la conclusión de un análisis suele servir para recopilar sus puntos fuertes y flojos, y para aplicar adjetivos que ya hemos aplicado antes al mismo. En este caso yo solo quiero incidir en lo que me parece el elemento diferenciador y mñas importante en Fade to Silence, el ser extraño. Es un juego raro, y es raro que lo parezca teniendo tantos elementos en común con tantos otros exponentes de un género hiperpoblado esta generación. El caso es que si sois fans de los juegos de supervivencia y queréis experiencias nuevas, o simplemente os gusta probar extrañas combinaciones que logran salirse un poco de la norma, Fade to Silence os interesa bastante. Al fin y al cabo el avance es de los que experimentan.
*Gracias a Koch Media por proporcionar el material para esta review.