Con la bendición del Xbox Game Pass llega GRIP, un arcade de conducción que merece la pena visitar por su capacidad de proporcionar inmediata diversión
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El género de las carreras arcade quizá no está tan trillado como parece, porque propuestas como este GRIP: Combat Racing, siempre resultan frescas y entretenidas dentro de lo ambiciosos o novedosos que intenten ser sus desarrolladores. La velocidad vertiginosa, los loopings y los circuitos de infarto se perdieron por el camino de los simuladores y al final todos acaban recordando el mítico F-Zero como una referencia absoluta.
Sin embargo, juegos como Mario Kart siguen manteniendo la hegemonía absoluta en este aspecto y en la pasada generación otros títulos como Split-Second o Blur quisieron dar también un paso más allá de lo que conseguía un debilitado Burnout, que tuvo su tope en la entrega subtitulada como Paradise. Quizá el denominador común entre estos, era el presupuesto AAA, que si bien es una ayuda, a veces puede arrastrarte al olvido con unas bajas ventas, como ha sucedido recientemente con un título de tanta calidad como Onrush.
Pero después de todos estos, como muchos sabréis, GRIP tiene un referente absoluto en 1999: Rollcage. El título de Wired Productions respira por todos los poros del juego aparecido en la primera Playstation de la mano de Psygnosis y el estudio Attention to Detail, aunque en 2018 es hora de ir un poco más allá.
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¿Y que novedad o incentivo nos puede ofrecer en esta situación GRIP? Pues, un poco de todos los anteriores. Carreras vertiginosas a velocidades de vértigo, con un sistema de armamento y potenciadores que dinamizan cada partida y un modo arena que si usas una dificultad adecuada de la CPU o juegas en modo multijugador, puede llegar a ser bastante divertida. Pero, no nos entusiasmemos, porque GRIP parece quedarse a medias en un aspecto muy importante para las carreras arcade. Le falta espectacularidad.
Sin un argumento previo ni nada, el juego nos soltará en un menú rápido que no quiere entretenerte en lo más importante: Correr y divertirte sin poner muchas trabas. Los coches tienen esta forma en la que las ruedas son más altas que el propio chasis por un motivo: Podremos rodar tanto por un lado como el otro del vehículo, algo que demuestra la locura de cada uno de los circuitos.
Apartado técnico
Técnicamente GRIP no es un portento y por lo que hemos podido jugar, no funciona lo que se dice precisamente bien en Xbox One X. 6 teraflops para ellos solitos y aún así, los efectos gráficos no son muy destacables, sufre ralentizaciones graves cuando aparecen muchos vehículos en pantalla y el framerate puede alcanzar los 60 fps, pero al no estar fijo, también puede bajar, y mucho, resultando bastante molesto, hasta el punto de hacernos arquear una ceja de lo habitual que resulta. Sin embargo, todo esto no nos impedirá disfrutar de una resolución bastante más alta de lo habitual, pero no cercana a los 4K y de unas texturas bastante detalladas a corta distancia.
Por otro lado, la sensación de velocidad está muy bien conseguida y a cada carrera que avanzemos en el modo campaña o directamente seleccionándola por nuestra cuenta, parece no tener límite en esta sensación. En cierto modo, las físicas nos han recordado al mítico Carmaggeddon, que aparte de ser famoso por su evidente violencia, también resultaba muy entretenido por esos momentos tan aéreos en los que el coche volaba sin control (algo que GRIP si se encarga de arreglar).
No sabemos muy bien porque a veces la música o los efectos de sonido no se escuchan bien, pero cuando lo hacen, tenemos una buena tanda de impactos, golpes y explosiones con una buena banda sonora que lo acompaña. Quizá algo sosa al ser siempre una especie de Dubstep, que tiene algunos momentos álgidos que ayudan, pero que no potencian lo suficiente como para tener una buena percepción de la música que nos acompaña.
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Jugabilidad
La fórmula de GRIP funciona a la fuerza. Ha sabido coger muchos de los elementos establecidos del género para mezclarlos con la dosis necesaria de diversión. Los vehículos que usamos serán extremadamente versátiles en todos los terrenos, pero aún así, serán difícil de controlar cuando recibamos golpes de los oponentes, o la última pirueta por el escenario nos juegue una mala pasada. Mientras todo funciona y nuestro recorrido es óptimo, habrá veces que incluso exclamaremos un ¡WOW! de lo impresionados que quedaremos con el último stunt realizado.
Cuando comencemos lo primero que tendremos que hacer es personalizar nuestro vehículo. Conforme subamos de nivel en el modo campaña podremos ir desbloqueando más modelos disponibles, que dentro de lo similar entre ellos, si que habrá algunos más “molones” que otros y por supuesto, con una diferencia de rendimiento entre ambos. La personalización acaba limitándose al color y el tipo de ruedas, sin nada parecido al tuneo, pero dentro de estas opciones, podremos diferenciarnos perfectamente del resto.
Con algunas variables que explicaremos a continuación, la base de GRIP se cimenta en sus dos tipos de circuitos: uno clásico con principio y final en el que daremos vueltas, y otro tipo Arena, con estructura abierta, como si fuera un enorme pabellón en el que darnos de tortas entre los participantes. Lo especial del juego en todo esto viene precisamente por el título: ya que “grip” significa “agarre” en inglés, algo que caracteriza a nuestros rápidos bólidos, que aún con la fuerza de la gravedad, podrán mantenerse incluso boca abajo si vamos lo suficientemente rápidos.
Realmente resulta una pasada, porque la versatilidad de movimiento es la que marcará las estrategias y posibilidades en cada uno de los circuitos, que irán cambiando su recorrido, con muchas variantes cada uno. Pero toda esta habilidad se vuelve aburrida si no contamos con la segunda variable: Las armas y los potenciadores. Al más puro estilo Mario Kart, contaremos con dos slots para recoger items tan simpáticos como una ametralladora o unos misiles teledirigidos con los que nuestros rivales se acordarán de algún miembro de nuestra familia, ya que en la parte inferior, como si un de un FPS competitivo se tratara, se verán los “frags” que hagamos. De hecho, hay un sistema de rivales, que nos permitirá desafiar a alguno de ellos en un momento dado de la campaña, pero no deja de ser algo más anecdótico que otra cosa, al no ser mucho más que un nombre sin personalidad alguna.
Salvo en el modo Arena, en el que si que tendremos un porcentaje con nuestra vida y podemos acabar destruidos, en cada circuito dependeremos de otros objetivos para ganar la carrera, como la posición o la puntuación obtenida mientras derribamos a los rivales.
Duración
GRIP nos ofrece un alto número de posibilidades si nos convence su propuesta, desde una larga Campaña, que no ofrece historia ninguna pero encadena campeonatos incluso con unos interesantes Jefes de Final de fase cada cierto nivel, que nos tendrán entretenidos unas buenas horas, ya que la dificultad, la variedad y la habilidad de los oponentes irá in crescendo.
Resulta muy interesante, porque justo cuando crees que dominas algún circuito o situación, te sorprenden con alguna nueva combinación de potenciadores, un camino diferente o un aumento de la velocidad (hasta niveles enfermizos). Pero el verdadero entretenimiento está en el multijugador, tanto si es a pantalla partida como online. Desde luego, en el salón de casa con la pantalla dividida verticalmente, se reduce mucho la visibilidad, pero es una decisión acertada, ya que no perderemos la esencia de manejo de nuestros coches.
Con respecto al online, hasta que no se ha puesto en Xbox Game Pass el pasado 6 de noviembre, nos ha costado mucho encontrar partida y en bastantes casos, terminábamos desistiendo. Es el fuerte del modo Arena, y resulta muy entretenido con las carreras normales, el ping era correcto y no hemos encontrado problemas reseñables. Al principio los enemigos de la CPU son muy blanditos pero en niveles mas altos serán tan molestos y habilidosos como los rivales como nosotros, con ningún escrúpulo por derribarnos. Por lo menos, iremos entrenados.
Conclusión
Con el clásico Rollcage a sus espaldas, GRIP consigue divertir mucho más, acelerando vertiginosamente su propuesta y añadiéndole las increíbles piruetas que proporcionan estos vehículos. Todo regado de una salvaje selección de items, armas y potenciadores que ayudan a ponerle todo el interés a cada partida.
Sin embargo, el envoltorio no ha quedado del todo fino y empezando por los flecos gráficos, las bajadas de frames, la ausencia de “historia” ni siquiera con un triste texto y el aspecto algo árido de todo el conjunto, nos dejan con una sensación agridulce que debería de haberse convertido en un auténtico imprescindible de Xbox Game Pass, donde precisamente aprovecha para estrenarse.
En definitiva, si no pretendes encontrar un AAA y un espectáculo apabullante de velocidad y destrucción, GRIP divierte y es correcto en su justa medida.
*Gracias a Wired Productions por habernos proporcionado el material para la review.