Quantum Break es un auténtico espectáculo técnico en Xbox One X, pero Digital Foundry descubre una versión final del parche con luces y sombras.
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Uno de los First Party que no aparecieron en la lista inicial de los mejorados para Xbox One X era Quantum Break, pero nos sorprendieron en la propia Gamescom con la noticia e incluso un puesto jugable donde muchos usuarios pudieron probarlo en la versión mas primigenia del parche, demostrando grandes mejoras en la nueva consola de Microsoft.
Precisamente una de las que estuvieron probándolo entonces fue Digital Foundry, que quedó bastante asombrada, pero solo lo penalizó debido a algunos problemas con el framerate, que no se mantenía estable a 30 fps., algo en parte comprensible por no tratarse de una versión final. Pero también tenía una característica interesante que ahora ha desaparecido misteriosamente: una elección de modos entre 4K y 1080p.
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Ahora solo tendremos un modo predeterminado, el supuestamente 4K, pero como ya comentaron, su resolución nativa es en realidad 1440p, un gran salto desde los 720p nativos a los que corre la Xbox One, pero con el mismo complejo sistema de renderizado que combina las 4 imágenes previas para montar la nueva a mayor calidad (un modo especial de checkerboarding, por decirlo así). El resultado, unido a una mejora en el nivel de detalles general y del filtro de texturas, es asombroso sin duda, ofreciendo un acabado similar al que ofrecería un PC de media/alta gama.
Sin embargo, mirando de cerca, parece que en este ciclo de renderizado, el pase que mete la oclusión ambiental causa un visible problema. Este efecto se encarga de darle un toque de ruido y suciedad a la imagen para amplificar los efectos gráficos, pero parece que está roto, sobre todo en escenarios interiores. En el vídeo podemos verlos perfectamente, con algunos casos de geometría rota y algunas sombras mal representadas que producen artefactos visibles.
Por suerte, encontraremos muchas partes del juego en las que apenas notaremos este problema y disfrutaremos de pleno de un incremento brutal de la calidad de imagen con respecto a la versión de Xbox One S y esta vez con unos 30fps totalmente estables.
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