Analizamos Dragon's Dogma: Dark Arisen, RPG de corte clásico que hizo las delicias de muchos jugadores en la generación anterior, llega ahora remasterizado.
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Llega a nuestras consolas este nuevo Dragon’s Dogma: Dark Arisen, que además de recopilar el contenido de la expansión aparecida posteriormente, nos muestra el juego remasterizado, y más pulido a nivel técnico aunque sin grandes cambios. Es un lavado de cara, nada más, aunque ahora el juego rinde a todo motor y con gran estabilidad, a diferencia del juego original que tenía en su mal rendimiento en consolas su principal defecto.
El Dragon’s Dogma original aparecido 2012 en las consolas de la pasada generación, era un título notable, que aportaba ciertas novedades al género del RPG de corte occidental, a la vez que abrazaba con entusiasmo muchas convenciones del género que juegos contemporáneos, o posteriores han querido evitar.
El protagonista de Dragon’s Dogma es un arisen, individuos que han sobrevivido al encuentro con un dragón y ha perdido materialmente su corazón en el el enfrentamiento, es también un individuo prácticamente mudo, casi sin historia, sin un pasado relevante, y con unos atributos físicos que nosotros deberemos elegir. Con la pérdida de su corazón, el arisen adquiere la capacidad de ser seguido por los peones, seres de apariencia humana que carecen de emociones y libre albedrío, similares a los tranquilos de Dragon Age, y que constituyen una de las principales innovaciones introducidas por el juego.
Versión Analizada | XBOX ONE ENHANCED |
4K | HDR | |
Xbox One Estándar | NO | NO | NO | |
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Apartado Técnico
Como hemos indicado en la introducción Dragon’s Dogma: Dark Arisen es un remaster en el sentido más específico de la palabra. Los muchachos de Capcom se han limitado a subir la resolución, mejorar el sistema de partículas, y poco más. Dicho esto es de elogiar el trabajo de optimización que logra una fluidez rocosa a 30fps totalmente estables, pase lo que pase en pantalla. Dragon’s Dogma era un título vistoso en 2012, que resultaba ambicioso en alguno de sus aspectos como el tamaño de estructuras, la ausencia de cargas en el mapa principal, que es bastante grande, y la dimensión de algunos enemigos que son, en pocas palabras, gigantescos. Vista esta remasterización en 2017, el juego pasa por título crossgen aunque con un sistema de iluminación y partículas especialmente vistoso.
Donde realmente brilla Dragon’s Dogma: Dark Arisen es en los aspectos que han permanecido inalterables respecto al título anterior, los apartados artísticos son magníficos. El diseño de personajes y vestuarios, con clara inspiración en el renacimiento italiano, son preciosos y la banda sonora está a la altura. En estos aspectos es donde el origen japonés del título enseña la patita, la fascinación por Italia que se aprecia desde el mismo momento en el que exploramos la villa en la que arranca el juego, todos sus habitantes, e incluso los rasgos físicos de los mismos, y el uso y abuso de sopranos en varios temas musicales, delatan la procedencia nipona del juego.
Aunque no podría decir que Gransys, reino en el que transcurre la acción, sea un universo muy vivo, los ambientes naturales sí lo son. Los paisajes son bonitos, y las transiciones entre el día y la noche dejan postales preciosas. Esta vistosidad del paisaje es muy importante en un juego en el que nos pasaremos gran parte del tiempo andando, y contribuirá en muchos momentos a que no nos cansemos del mismo. Por otra parte, si los personajes principales y secundarios están bien diseñados, el juego destaca con más intensidad en los enemigos.
Los enormes monstruos de Gransys tienen diseños geniales y llenos de carisma - ¡Comparte!
Los enormes monstruos de Gransys tienen diseños geniales y llenos de carisma, en especial criaturas como las quimeras, o las más frecuentes y mundanas arpías nos dejaran a ratos embobados mirando como se mueven. Es destacable también algo que no se suele ver mucho, el aspecto de estas criaturas es mutable, e irán cambiando para adaptarse a las heridas que les inflijamos, algunas criaturas tras varios ataques pueden llegar a darnos pena por lo calamitoso de su aspecto.
Jugabilidad
Dragon’s Dogma Dark Arisen es, al igual que el juego original, una partida de rol de mesa que se ha venido muy arriba. Esto se traduce en una gran profundidad en cuanto al uso y combinación de items, armas, características y armaduras, y significa también en que siendo Dragon’s Dogma un juego de trama principal ligera, es muy evidente que es un juego de mazmorras. La influencia de Dragones y Mazmorras, RPGs de ordenador como los vetustos Might & Magic, o la saga alemana Realms of Arkania es notable. Dragon’s Dogma es un RPG de grupo de aventureros, los protagonistas sois tú y tus peones. Deberás crear un peon al principio del juego, y este escudero personal será quien te acompañe durante todo el juego. Los otros dos miembros de tu pandilla serán mercenarios contratados, que no son otra cosa que peones creados por otros jugadores que tú podrás alquilar, y cuya tarifa y recompensas recibidas durante la partida, irán a parar al jugador que los creó en su día.
Este sistema de peonaje conseguirá que, mientras que las partidas sigan siendo altamente personalizadas y dependientes de tu voluntad, los peones como personaje secundario tengan algo de desarrollo. Un peón contratado puede conocer detalles de una de tus misiones en curso, darte consejos, o guiarte hasta tu punto de destino, gracias a que ya vivió esa misión con su amo original, o alguno de a los que ha servido a lo largo del tiempo. El juego te repetirá en las pantallas de carga, que si no puedes superar una misión deberás revisar y adaptar los componentes de tu grupo, lo que podrás hacer con los peones que te encontrarás vagando sin rumbo por todo Gransys, o accediendo a la falla, una dimensión alternativa donde existen peones dispuestos a ser contratados. Un buen consejo es no encariñarse demasiado con un peón que no sea de tu creación, pues si muere en combate y no es reanimado se irá para no volver regresando junto a su amo original.
Un elemento fundamental en Dragon’s Dogma: Dark Arisen es el mapeado, y con ello el mapa virtual que será muy importante que sepamos interpretar. Gransys es un reino de notable tamaño, y que vamos a recorrer mayoritariamente a pie. En Dragon’s Dogma no hay viaje rápido como tal, solo podrás viajar a dos destinos en un principio, y luego a sitios donde tú mismo coloques un cristal de viaje rápido. Dicho viaje tampoco será libre sino que deberemos contar con el uso de piedras de viaje, que son de un solo uso y bastante caras de comprar al inicio del juego. Los viajes a pié son siempre peligrosos, y viajar de noche o hacerlo fuera de los caminos puede resultar mortal. La necesidad de viajar de día será imperiosa, en la naturaleza abierta Gransys es un sitio oscuro, y nuestra pequeña lámpara de mano consume aceite, recurso del que deberemos estar siempre pendientes.
Como aspectos negativos podemos destacar unos menús poco vistosos y complicados, como por ejemplo el inventario, que está dividido en dos partes de una forma no muy práctica. El uso de la energía, es decir el aliento necesario para ejecutar acciones o lanzar hechizos de forma continua, si bien es inteligente está mal balanceada. En un juego en el que hay que andar tanto, donde necesitamos hacerlo corriendo para avanzar a una velocidad decente, y donde en cualquier momento podemos ser sorprendidos por monstruos o bandidos, la cantidad de energía gastada en correr es excesiva. Tener que avanzar grandes distancias en carreras cortas de 30 segundos como máximo, y teniendo siempre un ojo puesto en el horizonte por si aparecen enemigos, se hace bastante pesado con el paso de las horas.
Duración
Dragon’s Dogma es un juego largo, muy largo. La trama principal no baja de las 35/40 horas, y eso sin prestar mucha atención a las misiones secundarias, si somos completistas la cosa podría llegar perfectamente a las cien horas, y si añadimos la ampliación Dark Arisen, que viene integrada en esta edición, deberíamos sumar hasta diez horas más.
Aquí es donde aparece como inconveniente la necesidad de hacer a pie gran parte de los recorridos, si no vamos colocando cristales de teletransportación allá donde vayamos, nos podemos encontrar teniendo que hacer las mismas rutas una y otra vez, lo que al final se puede hacer bastante monótono. Al margen de esto, una vez terminada la trama principal, dependiendo de algunas decisiones que tomemos, habrá un epílogo, una nueva mazmorra repleta de los monstruos más feroces, que a mi juicio resulta anticlimática y da sensación de pegote de última hora, que empaña un poco el resultado final.
La trama de Dragon’s Dogma es tan incidental, que además de ser un juego ya de por si largo, es muy rejugable pasado un tiempo. Nada nos impide abordar el juego de otra manera, ser menos prudentes, abandonar los caminos y adentrarnos en las espesuras de Gransys dispuestos a ser abordados por todo tipo de monstruos. Dark Arisen es un juego intenso, pero pasado un tiempo podremos volver a él, y revisar otras rutas, adentrarnos en otras mazmorras, y resolver de forma diferente algunas de sus misiones. Ademas el juego cuenta con ocho finales diferentes, que hacen que incluso revivir la trama principal tenga sus alicientes.
Conclusión
Tengo que confesar que en su tramo final Dragon’s Dogma: Dark Arisen se atraganta un poco, es un juego tenso, pesado, difícil y laborioso, que nos obliga a medir nuestros pasos, y salvar partida a cada rato, pero es también un juego enormemente agradecido de jugar. Hay algunas inconsistencias de guión, cosas que sobran como esa trama amorosa absurda, apenas perfilada, con ese personaje femenino tan poco atractivo y unidimensional. Esa historia de amor es un pretexto innecesario para intentar conseguir mayor implicación emocional por parte del jugador, Dragon’s Dogma no es eso.
Lo que realmente te hará implicarte emocionalmente con el juego es lo que tú mismo decidas hacer con el mundo que se te ofrece. Gransys no son sus gentes y sus historias, son sus monstruos, sus catacumbas, los bandidos que te acechan tras los árboles del camino, en definitiva la aventura.
No es algo tan extraño que al finalizar un juego tengas la impresión de que lo que para ti ha sido más épico de tu partida, no es exactamente lo que sus creadores proyectaron que debía serlo. En mi caso, la cacería del grifo en la Torre de la Luna Azul, una misión secundaria sin ninguna coartada narrativa, fue el elemento determinante de lo mucho que he disfrutado este juego.
Serás tú el que decida cual es la épica que quieres vivir - ¡Comparte!
Hay una historia ahí, un dragón, una damisela desesperada, y una secta peligrosa, pero serás tú el que decida cual es la épica que quieres vivir. Este tipo de experiencias son las más gratificantes, en un género, el RPG, cada vez más dominado y valorado por sus historias. Dragon’s Dogma fue, y probablemente es ahora más aun, un soplo de aire fresco.