Analizamos Songbringer, un titulo indie que bebe directamente de Zelda para ofrecernos una aventura RPG en un mundo generado proceduralmente.
Echa un vistazo a estos otros análisis
- Análisis de Squirrel with a Gun – Cuando no debemos meternos en el camino de una ardilla
- Análisis de Dragon Age: The Veilguard – BioWare recupera su trono
- Análisis de Call of Duty: Black Ops 6 – El mejor título de la franquicia en años
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
Existen juegos que marcaron un antes y un después, ya sea en lo revolucionario para los desarrolladores como en el aspecto nostálgico a los jugadores. Existen decenas de juegos que, si no fuera por ellos es más que posible que los juegos de hoy en día no fueran iguales, podríamos hablaros de los Sonic cuya jugabilidad rompía con la base de las plataformas haciéndolas más verticales que había puesto de moda Super Mario Bros, Wolfenstein 3D que, aunque no inventaba los juegos en primera persona marcó unas bases que más tarde DOOM remataría. Pero hay otro que se mantiene en la memoria de cualquier jugador, incluso de casi cualquier persona del planeta y es que, si preguntamos a alguien que cite dos videojuegos aunque no conozca el mundillo lo mas seguro que te diga Super Mario Bros y The Legend Of Zelda, y es gracias a este ultimo que hoy tenemos con nosotros Songbringer.
Songbringer es un homenaje a The Legend of Zelda descarado pero no por ello malo y que aunque tiene algo de Metroid (como el diseño en cuadros del mapa) del que bebe directamente es del Zelda. Songbringer ha sido creado por Wizard Fu Games estudio formado únicamente por Nathanael Weiss que el solo se ha encargado durante 3 años en desarrollar el juego de reinventar la fórmula del juego “tipo Zelda” metiendolo en un mundo generado de forma procedural y ambientarlo en una galaxia como las de Star Wars.
La historia no puede ser más simple, encarnamos a Roq y a su compañero el skybot Jib, ambos se encuentran viajando por la galaxia en busca de planetas donde no haya presencia policiaca para poder hacer fiestas y disfrutar de la música, pero al investigar un planeta llamado Ezkera, una tormenta sorprende a él y a otros tripulantes de la Songbringer provocando que se estrellen. Roq se despierta al lado de una cueva dentro de la cual hay una misteriosa espada que al cogerla empieza a zumbar y sin darse cuenta despierta un antiguo mal que había sido sellado gracias a la espada.
Apartado Técnico
El motor utilizado para Songbringer es el Cocos2DX, motor utilizado sobretodo en juego móviles y que ha sido utilizado en juegos como Brave Frontier o Badland. El juego luce en todo momento un pixel-art que intenta emular los años 80 pero añadiendo detalles y efectos más actuales como partículas y transparencias. Los escenarios no son muy variados y tenemos en las zonas abiertas, bosques, desiertos y pantanos básicamente, y en las mazmorras nula variedad, al menos una de las que hemos jugado no es el típico con baldosas y demás. En cuanto a los espacios abiertos destacamos el ciclo día y noche y el cambio de clima que, o llueve o no, simplemente, al menos el entorno gráfico hace que todo luzca realmente bonito, aunque en el diseño de enemigos y algunas cosas no sean especialmente vistosos.
Todo este pixel-art tiene un problema muy importante, los textos, el juego nos ha llegado con textos en español, cosa que es muy de agradecer además la traducción está realmente muy bien hecha con frases muy del día a día y hace que te sientas identificado con la forma de hablar de sus protagonistas de reírte con según que comentarios de Roq y los cortes que le mete Jib, el problema viene por el tipo de fuente empleada que es muy difícil de leer en algunos casos, ya que por ejemplo las E son parecidas a las B por citar una, cosa que molesta un poco y encima de eso hay veces que las letras se confunden con el color del fondo, lo curioso es que al principio del juego las conversaciones van dentro (más o menos) de un bocadillo y eso al avanzar el juego desaparece que es algo que o bien se le ha olvidado a su creador incluir o el juego simplemente se nos ha bugeado, otra cosa que nos parece un fallo de diseño es que hay veces que el juego entre temblores, partículas y efectos se vuelve todo demasiado caótico y eso dificulta mucho según que zonas o jefes. Otros errores gráficos que hemos tenido el mas grave es que hay veces que la textura del suelo desaparece e incluso algunos textos también.
Songbringer es un homenaje a The Legend of Zelda descarado pero digno - ¡Comparte!
En el aspecto sonoro no es que destaque demasiado, aunque según escribimos estas líneas nos viene a la mente sobretodo la melodía de cuando consigues un objeto clave, son muy sencillas y que ambientan bastante bien.
Jugabilidad
Lo hemos dicho al principio este juego es un Zelda procedural con sus cosas buenas y sus cosas malas. Al principio del juego nos pedirá que añadamos un nombre de hasta un máximo de 6 letras y a partir de ahí se generará el mundo. Hay que matizar que el juego lo hemos acabado sin hacernos una de sus mazmorras, lo que significa que podemos ir a donde nos dé la gana en cualquier momento del juego, de hecho, la 4ª mazmorra que hicimos era la numero 9 y esto nos parece maravilloso ya que esa libertad de podernos mover por donde queramos es la que muchas veces buscamos en un juego de mundo abierto cosa que hoy en día no podemos decir lo mismo del 99% de los sandbox, es más el juego es tan libre que incluso podemos acabar el juego sin usar la espada.
El problema reside en que las mazmorras están ordenadas numéricamente y están preparadas para hacerlas según el orden ya que si no la dificultad se dispara por culpa de la vida o las mejoras que tengas, es decir, como nos pasó, la mazmorra 9 que fue la 4ª que hicimos nos costó muchísimo más que la 8 por culpa de la poca vida que teníamos en ese momento.
En cuanto a lo jugable, es un RPG sin subidas de nivel, en el que vas encontrando objetos (que podemos acceder a través del botón “select” y asignarlo a cualquiera de los botones de Xbox) y una serie de habilidades para que se haga algo más fácil la aventura, como por ejemplo la habilidad de lanzar un rayo con la espada que disminuye cuanta menos vida tengamos, un cactus que sirve para curarnos un punto de vida y para desvelas zonas y objetos ocultos de donde te encuentres o un orbe que sirve para esquivar. Estos objetos puedes combinarlos a partir de cierto punto del juego para mejorarlos al usar ciertos ítems, por ejemplo, combinar el orbe de esquivar y una piedra de fuego hace que al esquivar quememos a nuestros adversarios, o combinando esa piedra con la espada, creamos una espada de fuego.
También tendremos misiones, aunque no son muchas, pero le dan algo de variedad al juego, como el encontrar rutas secretas para tener acceso a atajos entre zonas… en incluso en mazmorras, desgraciadamente no encontraremos ningún puzle más allá de mover una piedra para desbloquear un camino y ya. El juego también cuenta con un sencillo modo para dos jugadores en los que el segundo jugador toma el papel de tu acompañante al más puro estilo Tails, es decir, invencible y dos modos de dificultad; normal y muerte permanente el cual os podemos asegurar que sudareis tinta con él.
Duración
La historia principal nos ha durado 13 horas, eso sí, dejándonos por el camino una de las mazmorras como comentamos antes. Pero os podemos asegurar que la duración de este juego solo tiene dos limites, si vais a por los logros u os cansáis del juego, ya que lo bueno del diseño procedural de Songbringer es que ninguna partida será igual, no en cuanto a estilo y demás, sino que os tocará investigar de nuevo donde están todas la mazmorras y objetos e incluso dentro de las mazmorras estas serán distintas y tendrás que apañártelas para localizar el boss, algunas veces lo tendrás más fácil y otras más difíciles. Si a eso sumamos los logros como el de acabarte el juego en modo muerte permanente y sin usar la espada… ya os podemos asegurar que os tendrá horas enganchados al pad.
Songbringer es un gran RPG con sus carencias, pero sobretodo con sus aciertos, el decir que es como Zelda para muchos debería de bastaros para saber el tipo de juego que estamos analizando, y debería bastaros también para haceros con el sin pensarlo.
A título personal si me lo permitís tengo que confesar que no me gusta demasiado el estilo de Zelda antiguo del que hace gala este juego pese a haberlos jugado en su momento, pero he de reconocer que me ha encantado y disfrutado muchísimo y seguiré disfrutándolo todo lo que pueda ya que afortunadamente como he dicho antes, el límite del juego solo depende de dos factores, aunque en mi caso solo dependerá de si me canso de él y creo que eso va a ser difícil de momento. Lo que si es seguro es que si os gustan este tipo de juegos no dudéis de haceros con Songbringer, vale cada céntimo de los que cuesta.
*Nota: Agradecemos a Double Eleven el código del juego y material para esta review.