Microsoft ofrece la posibilidad de descargar aplicaciones para Xbox One pero estas parecen estar en un mundo sin control.
Más historias en la categoría Editorial
- 343 Industries estaba destruyendo Halo y no lo sabíamos
- El papel directivo en los estudios de desarrollo y su fallo en las comunicaciones: el caso de Ubisoft
- Bleach regresa a lo grande: Breve repaso a la historia, nuevos juegos y lo que está por venir
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
La llegada de las aplicaciones universales ha supuesto un soplo de aire fresco al mundo de las consolas de sobremesa. Poder acceder a tus servicios favoritos en línea o sustituir el reproductor de contenido multimedia predeterminado dotan de un aliciente extra a la máquina y en este campo, Microsoft lleva ventaja frente a sus rivales.
Y es que no es raro ver ya diferentes alternativas bien planteadas para la consola. Ahí tenemos ejemplos como el de Spoticast, VLC o el mismísimo Torrex entre muchas otras. De hecho y en total hablamos de más de 300 aplicaciones ya disponibles para la consola. Algunos desarrolladores han visto mercado en el universo UWP que facilita Microsoft y se lanzan a la aventura llevando sus proyectos a un enorme ecosistema. Pero no es oro todo lo que reluce y en esta columna os voy a narrar mi propia experiencia, la cual me lleva a la conclusión que expongo en el título de este artículo.
[youtube cod=”cvH4NAMn6cM”]
Futuro gris sin controles de calidad
Cuando Microsoft decidió presentar al mundo su primera versión del sistema operativo para móviles llamado Windows Phone, un servidor fue de los que abrazó la iniciativa adquiriendo uno de los primeros terminales a la venta. Trabajé durante tiempo en el departamento de venta directa a canales de Vodafone por lo que recibí una amplia formación al respecto de estos terminales, y una de las cosas que más me llamó la atención era el férreo control de calidad de las aplicaciones que se publicaban en la tienda.
Por desgracia eso ha ido cayendo en saco roto con el tiempo, cualquier usuario de Windows Phone 8.1 puede darme la razón en este tema. En cierta medida es hasta comprensible ya que a los de Redmond les compensa ser algo más flexibles. Sin embargo las aplicaciones que llegan a la tienda de Xbox son un despropósito total en este sentido.
Aplicaciones que no funcionan o que requieren permisos invasivos son muestra del descontrol - ¡Comparte!
Hablamos de aplicaciones que crashean, no inician o que en el peor de los casos no llegan ni a ser versión pre-alpha y encima de pago. Es evidente que algo falla cuando estas aplicaciones son accesibles desde la tienda para el usuario cuando claramente no ofrecen ningún tipo de experiencia de usuario positiva.
El fraude al alcance de cualquiera
Esta ausencia de control por parte de los americanos nos lleva al segundo punto de esta reflexión y es que cualquiera con una cuenta de desarrollador – que si no recuerdo mal ronda los 19 euros anuales – puede subir una app a Xbox One y hacer cosas poco éticas como la recolección de datos o el fraude económico.
Muchas de estas aplicaciones requieren permisos que nosotros mismos les facilitamos como por ejemplo el uso de la cámara Kinect o el Micrófono y cuenta Microsoft. Viendo como están llegando algunas apps, no es difícil imaginar que acaben llegando nuevos “timos de la estampita” en forma de aplicación universal.
Una historia real
Pero si crees que esto nunca puede pasarte a ti, permite decirte querido lector que estás muy equivocado. Os pongo en antecedentes. Un servidor compró el emulador Win64e10, por si no lo recordáis nos permitía jugar a Nintendo 64 en la consola de Microsoft y pese a no ir fino solía funcionar.
Pagué poco más de 10 euros por la aplicación para poder hablaros de ella en la web. He de decir que en todo momento yo era consciente de que Microsoft iba a retirar la aplicación de la tienda ya que trabajar en la actualidad de Windows te hace conocerte al dedillo las reglas de contenido y publicación de la compañía. Así que esto no es una queja de un incauto comprador que se siente engañado, no es así, pero admito en que confiaba en que Microsoft tuviera una política más resolutiva ante este tipo de situaciones.
[youtube cod=”IRs-6IBi29I”]
La cosa está en que al retirarse la aplicación de la tienda, nadie me devolvió el dinero invertido en una aplicación diseñada a priori para la consola. Me costó sudor y sangre debatir con el chico de soporte que argumentaba que la aplicación seguía estando disponible para Windows 10 y que en principio no procedía la devolución.
Sin mecanismos que nos protejan ni controles de calidad, Microsoft es cómplice del fraude - ¡Comparte!
Así que una vez pasado el “trauma” me decidí a indagar sobre más casos similares y hay un malestar popular sobre este tema por haber pagado por aplicaciones que ni siquiera funcionan, otras retiradas y otras que sencillamente no hacen lo que prometen. Hablamos de un ecosistema de poco más de 300 apps por lo que regularlo no debería ser complicado. Es por ello que sentencio haciendo cómplice a Microsoft de este tipo de fraudes; ya no solo por no controlar lo que se publica si no por no ofrecer mecanismos que protejan al consumidor de este tipo de acciones