Dungeons 3 vive de las rentas de su padre espiritual Dungeon Keeper, y su triunfo más remarcable es no entorpecer demasiado todo lo que hacía bien aquel, pero sin aportar mejoras reseñables.
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Los videojuegos, como cualquier trabajo creativo, son susceptibles de envejecer, o mejor dicho envejecer mal. No solo desde el punto de vista técnico, también desde el punto de vista jugable. Hay mecánicas, e incluso conceptos de juego que han pasado a la historia, o al menos han pasado de moda. Sin embargo también hay obras inmortales, y formas de juego que resultan siempre frescas, modernas, o que al menos no saben a viejo. Uno de estos clásicos es Dungeon Keeper, que exploró la estrategia en tiempo real de un modo tan personal, y original, que en su día ni siquiera se atrevieron a imitarlo.
Sin embargo muchos años después nos llega la franquicia Dungeons, de clara inspiración, por no decir claro ripio del original. Dungeons 3, el juego que analizaremos aquí, presenta algunas innovaciones respecto al original, que no siempre funcionan, y rara vez mejoran a su padre espiritual. La tercera parte de Dungeons es también un juego extrañamente fallido en lo técnico, e incluso en lo jugable, con elecciones de diseño muy torpes en algunos casos. Sin embargo el concepto original, que en su mayor parte logran replicar con acierto, era tan a prueba de bombas, que el juego acaba resultando muy divertido a pesar de todos sus fallos.
La pregunta que contestaremos en este análisis es pues, si merece la pena jugar a Dungeons 3, o es mejor repasar el original de Bullfrog.
En Dungeons 3 encarnaremos al mal absoluto, que tras aburrirse del dominio logrado en el juego anterior, se embarca hacia nuevos territorios, y después de atropellada y torpe intruducción, conseguirá poseer a Thalya, una elfa oscura con doble personalidad, que se debate entre el bien y el mal. Como Thalya, tu objetivo será derrotar a los ejércitos del bien, comandados por tu padre adoptivo, y sus inefables aliados como el enano Grimbli, o la hechizera Yaina Supercreída. El argumento es meramente incidental, y acabarás saltándote todas las introducciones a las fases, que por algún motivo son especialmente largas, para lo que nos tiene acostumbrados este tipo de juego.
Apartado Técnico
Cuando empecé a jugar a Dungeons 3, tuve que buscar inmediatamente algún vídeo de gameplay en youtube, para confirmar si lo que estaba viendo era generalizado, o se trataba solo de la versión de Xbox One. Solo encontré vídeos del juego corriendo en PC, pero por lo que pude ver, rendía mucho mejor que en mi querida, y pronto jubilada, Xbox One fat. El juego, a mínimo que se acumulen unas cuantas unidades en pantalla, empieza a funcionar a tirones, unos tirones totalmente injustificados, pues no estamos ante un juego ni mucho menos ambicioso en lo técnico. Dungeons 3 es un juego que no aspira a grandes alardes gráficos, y lamentablemente tampoco artísticos, visualmente es un juego medio, y un poco impersonal.
La cosa mejora en el apartado sonoro, cuyas melodías y efectos de sonido están bastante más inspirados, aunque tampoco son sobresalientes. El juego está doblado al castellano, y debo decir que muy bien doblado, y bien actuado, el “pero” en este caso es el guión. Dungeon Keeper era un juego de un humor negrísimo, que lo dotaba de gran parte de su personalidad, pero que nunca intentaba empujártelo por la garganta, nunca resultaba obvio, y por encima de todo, siempre funcionaba bien. Con Dungeons 3 estamos en un caso diametralmente opuesto, el guión se limita a ser un acumulador de gracietas, y guiños a películas, o clásicos del género RTS, que chirrian casi siempre, y pueden llegar a ser bastante irritantes. Afortunadamente en las opciones del juego tenemos la opción de reducir, o anular las “ocurrentes” intervenciones del narrador. No obstante, incluir la opción de desactivar gran parte del guión del juego, es en si mismo un fracaso, o quizá ese sea otro de sus chistes malos.
Jugabilidad
Como decíamos en la introducción de este análisis, Dungeons 3 parte de un concepto jugable solidísimo, y a partir de ahí construye sus variaciones, que tal y como ahora detallaremos, intentan dotarle de personalidad propia. Dungeon Keeper era algo así como una versión tenebrosa de otro clásico, como era Settlers, un pionero de los RTS. Es decir, en el juego de Bullfrog lo principal era la gestión de recursos, exploración del territorio, y ampliación de tu base. De la comodidad de tu mazmorra, el espacio de las habitaciones, la abundancia de comida, o de dinero, dependía que las indeseables criaturas que formarían tu ejército llegasen a tu guarida, y estuvieran dispuestas a luchar y morir por ti. En Dungeons 3 no es exactamente así, sino que jugaremos en dos planos de acción completamente distintos. Mientras que la gestión de recursos ocurre bajo tierra, el combate contra los héroes será directo, y al aire libre.
Tampoco deberemos seducir a las criaturas con las bondades de nuestra guarida, sino que simplemente los “compraremos”, una mecánica quizá más directa, pero bastante menos jugosa que la de su antecesor. En la división en dos planos distintos de acción, tiene Dungeons 3 uno de sus grandes fallos, puesto que mientras la gestión de recursos funciona a la perfección, y es sin duda lo más divertido de cada fase, el combate sufre de bastantes errores de diseño. Además de ser en las batallas donde más sufre el rendimiento del juego, el combate resulta confuso, es complicado manejar a nuestras unidades, y nos acabamos limitando a dirigir a la turba de monstruos de un objetivo a otro. Un punto positivo, es que gracias a la variedad de criaturas, y al árbol de mejoras, es bastante divertido escoger la composición de nuestro ejército, que será determinante para nuestro éxito en las distintas fases.
Como hemos apuntado, no todo es negativo en cuanto al combate, pues se agradece que en cada fase se intente dar variedad en el tipo de objetivos a conseguir, y por tanto a la forma de ser completada. Aunque la técnica de la acumulación de criaturas siempre funciona, hay maneras mucho más rápidas y eficientes de superar las fases, que por cierto son bastante abundantes, y muy bien balanceadas en cuanto a su dificultad. No podemos dejar de señalar que además de con nuestras criaturas, en los combates podremos contar con hechizos con los que potenciar a nuestros bichejos, o bien atacar a las fuerzas del bien. El maná es uno de los tres recursos principales del juego, y lo obtendremos poniendo a nuestros demonios a meditar, en una sala específica para ello. Para las investigaciones y mejoras deberemos conquistar fuentes de poder enemigas, y el oro por supuesto será obtenido a base de la minería en nuestra cueva.
Aunque la técnica de acumulación de criaturas siempre funciona, hay mejores formas de superar las fases. - ¡Comparte!
Además de nuestras criaturas, podremos reclutar miembros del enemigo encarcelándolos, enterrando sus cadáveres en un cementerio maldito, o sacrificarlos en el foso y obtener nuevas y poderosas criaturas. Nada que no conociéramos ya, pero todo bien implementado.
Duración
Dungeons 3 es un juego extenso, de fases largas pero no pesadas, y muy rejugable. Superar el juego puede llevarnos, depende del nivel de dificultad, entre 15 y 20 horas. Además de la campaña hay un modo combate, con mapas generados de forma aleatoria, para escaramuzas muy divertidas, y en cualquiera de los modos de juego podremos contar con la ayuda de un amigo, a través de internet.
En este aspecto no hay mucho más que decir, y todo es bastante positivo. Para cualquier aficionado a la estrategia, si conecta con Dungeons 3, y hace la vista gorda a sus defectos, es un juego que puede aportar muchos días de entretenimiento. Como siempre, la duración por si misma no nos dice nada, y la longitud del juego puede ser positiva o negativa, dependiendo de lo que lo estemos disfrutando. En cualquier caso, Dungeons 3 es lo suficientemente ligero y divertido, como para agradecerse su buena duración.
Conclusión
Si nos ceñimos a lo estrictamente jugable, Dungeons 3 es un éxito, un éxito con muchos peros. Es un juego difrutable, con muchos errores. No obstante, el problema de de este juego es que ninguno de sus aciertos le corresponde, sino que son todos hererados de su padre espiritual, un Dungeon Keeper que, como decían de Fred Astaire, lograba que sus proezas parecieran algo sencillo.
Dungeons 3 funciona a pesar de los cambios, en vez de funcionar mejor gracias a ellos. Si sus creadores hubiesen testeado mejor el juego, y hubiesen editado o recortado las mecánicas superfluas, y los errores de diseño, hubieran conseguido un juego mucho más eficiente que el que nos ocupa.
Dungeons 3 es un éxito, un éxito con muchos peros. - ¡Comparte!
Sin embargo, y como ya decía al principio de estas conclusiones, no puedo mentir y decir que no estamos ante un juego divertido, que hace muy bien lo que hace bien, con independencia de a quien sea achacable el mérito. Dado que es la tercera parte de una franquicia, es prudente decir que seguramente en el futuro, logren depurar su juego, y probablemente conseguir nuevas formas de jugar a ser amo de la mazmorra, que de verdad enriquezcan la experiencia clásica. A veces todo es cuestión de seguir insistiendo.