Sublevel Zero Redux no es un shoot'em up al uso. Lleva el género a un terreno más novedoso, pero que puede no ser del agrado de todos, con una estética que recuerda a algunos de los grandes juegos de naves de mediados de los noventa.
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¡Ah, los marcianitos! Aquellos juegos de naves, que anegaron los prehistóricos y extintos salones recreativos, están de enhorabuena porque, gracias a los estudios independientes, viven en la actualidad un bienvenido resurgir. Desde los que abordan el género en 2D con vista lateral, los de cámara cenital o los que nos colocan como si estuviésemos pilotando la nave desde dentro para crear una experiencia más inmersiva, con regular periodicidad podemos disfrutar de nuevos lanzamientos de este corte. Para que luego digan que en consolas solo sacan first person shooters…
Sublevel Zero Redux es de los del tercer tipo. Estaremos en la cabina de mandos de nuestra propia nave con una visión subjetiva. En ella se supone que surcamos el espacio tras unos acontecimientos, descritos al inicio, en los que la humanidad estuvo a punto de vivir su propio ocaso. En un nuevo contexto histórico, en el que la exploración espacial es la clave, entramos en un cinturón de asteroides dónde seremos arrastrados por un portal, el cual nos trasladará a un entorno desconocido. En concreto a una zona con apariencia industrial, compuesta por un entramado de pasillos y estancias con reminiscencias de mazmorras laberínticas. Todo esa historia se narra en el prólogo, en una parrafada inicial que sirve como introducción al juego, y tomaremos el control tras salir del portal.
Sin saber porqué ni cómo hemos llegado hasta ese inhóspito lugar, comenzaremos a recorrer el lugar con el único fin de encontrar la salida sin morir en el intento. Volver a casa será nuestra meta, y para alcanzarla tendremos que hacer gala de nuestra habilidad pilotando nuestra nueva y disparando las diferentes armas que iremos encontrando y equipando. También se requiere de un buen instinto y sentido de la orientación, ya que es bastante sencillo perderse y acabar dando vueltas en círculos. Apunta, dispara y sé más rápido que tus enemigos.
Apartado Técnico
Que levanten la mano los jugones que echen de menos los gráficos poligonales. Vale, los que la habéis levantado estáis de enhorabuena porque Sublevel Zero Redux parece haberse envuelto en un sayo de melancolía con el que parece rendir un sentido homenaje al apartado visual que presentaban algunos juegos de este tipo, cuando ya estaba bien entrada la década de los noventa. Los que no la habéis levantado quizás hayáis arqueado una ceja, y no es para menos, porque ha llovido mucho en estos veinte años y quizás no es el aspecto más deseado, hoy en día, para ponerse a los mandos de un juego de disparos.
Ya sabemos que el presupuesto del que disponen los estudios pequeños no es el mismo que el de las majors, pero eso no convalida el hecho de que un aspecto visual decepcione a los que han disfrutado de otros juegos de pilotaje independientes en los últimos años. El entorno cerrado en el que volaremos no ayuda, con unas salas y pasillos casi clónicos, sin detalle, con colores y texturas planas y un sombreado inexistente. Monotonía, esa es la palabra clave que mejor describe a Sublevel Zero Redux a nivel visual. Y encima los diseños de los enemigos rozan el ridículo. Son minimalistas y el carisma y la espectacularidad parece que hicieron mutis por el foro, tanto en la fase de desarrollo como en la de testeo.
Tampoco son de recibo los tirones que sufre el juego al acceder a las salas más grandes o concurridas, e incluso a veces en pasillos en los que no hay absolutamente nada. No es habitual, pero sucede con cierta frecuencia, sobre todo cuando utilizamos el turbo, hacemos giros bruscos o cuando colisionamos con algún enemigo. Más allá de eso no deberíais encontraros con más fallas. En definitiva, si eres de los que no da demasiada importancia a los gráficos, podrás pasar sus defectos por alto sin mayor importancia. El resto puede que se sienta desmotivado desde el primer contacto.
En el lado positivo de la balanza hay que destacar la banda sonora, que cumple su función y brilla con luz propia en la melodía del opening. Los efectos sí que son más arcaicos, aunque casan a la perfección con el aspecto retro que muestra gráficamente. Tampoco podemos olvidarnos de los textos, porque el estudio los ofrece en diferentes idiomas, que puedes seleccionar desde el menú de opciones y en el que se encuentra el español. Esto no es un punto menor, ya que aprender a jugar no es del todo fácil, y tener los textos en tu idioma es un plus que ayuda bastante a los que se inicien con el juego y carezcan de un buen nivel de inglés.
Jugabilidad
Aunque aprender a utilizar el menú de gestión del inventario puede no ser todo lo intuitivo que se puede esperar, no tardarás demasiado en cogerle el truquillo. Solo necesitas un poco de paciencia para comenzar a instalar las armas recogidas y los módulos de mejora de tu nave, los cuales puedes intercambiar en cualquier momento, según tus necesidades. Al pasar un nivel, también podrás actualizar la nave entre tres opciones de mejora.
Es importante que también te centres en cumplir una serie de condiciones u objetivos que te permitirán desbloquear nuevas naves más potentes y resistentes. Esta es una de las claves principales del juego, ya que en las primeras tentativas no pasarás del primer nivel. Los kits de reparación que recolectes serán tu salvavidas incluso en el nivel de dificultad más sencillo, y solo con la práctica conseguirás completar la aventura. La dificultad no es asequible para todos los públicos, pero se agradece que un juego con un envoltorio retro sea consecuente y siga la misma línea en el resto de aspectos, incluida la dificultad. Esto le da una solidez al producto de la que no todos pueden presumir.
Un punto a favor son la gran variedad de armas que podrás equipar. Se categorizan en varios tipos. Destacan las de artillería, las de energía y las de plasma, y dentro de cada categoría podrás recoger armas concretas, diferenciadas por la precisión, el daño y la cadencia. También podrás instalar armas secundarias, que se disparan con el gatillo derecho, las cuales recomendamos reservar para momentos de apuro por no abundar la munición y por su capacidad de daño y peculiaridades, como la de los misiles teledirgidos, muy útiles para disparar a bulto si tienes que moverte rápido para que no te alcancen. En cuanto a la nave podrás acoplar diferentes tipos de chasis y de motores, lo que te otorgará mayor resistencia y velocidad. Gracias a esta variedad de equipo, el juego no se acaba haciendo tan monótono.
Duración
Aquí vamos a tener que deshacernos en matices. Y es que, siendo objetivos, el juego es corto per se porque consta de tres niveles, y el que sirve de tutorial, que pueden pasarse en unas dos horas. Eso sí, hasta que consigas mejorar la nave y reúnas las mejores armas, tendrás que empezar el juego de nuevo cada vez que mueras, lo cual va a ser muy frecuente durante las primeras cuatro horas de juego. A partir de ahí irás avanzando cada vez más, hasta que por fin llegues a la fase final.
Teniendo en cuenta esto, podría decirse que el juego no es corto, sin embargo hay que remarcar que durante ese tiempo estarás jugando reiteradamente las mismas fases, porque no hay puntos de guardado ni puedes cargar un capítulo concreto si te derrotan. Esto puede generar una frustración XXL al cubo; sobre todo si te matan en el último nivel. Por consiguiente, solo aquellos usuarios a los que les encante Sublevel Zero Redux, y disfruten a raudales con él, serán los que tengan la paciencia y la persistencia necesaria para no desinstalar el juego del disco duro tras las primeras 25 muertes.
Conclusión
Sublevel Zero Redux no es un shoot’em up al uso. Lleva el género a un terreno más novedoso, pero que puede no ser del agrado de todos, con una estética que recuerda a algunos de los grandes juegos de naves de mediados de los noventa. Inspirado en Descent, el clásico de 1996, su dificultad elevada da fe de sus reminscencias retro y nos invita a reiniciar el juego desde el primer nivel tras cada muerte.
Para muchos, el precio del juego puede considerarse un tanto sobredimensionado. Los 19,90 € que cuesta quizás no correspondan con el apartado técnico que presenta y por lo reiterante que resulta a nivel jugable. En cambio, los que disfruten del juego y les gusten los retos, no pondrán demasiadas reticencias y sabrán aprovecharlo al máximo durante un buen puñado de horas.
*Gracias a Merge Games por habernos proporcionado el material para esta review.