Emprendemos un largo viaje por el Antiguo Egipto para traeros el análisis de Assassin's Creed Origins, en el que descubriremos los orígenes de la hermandad.
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El Antiguo Egipto, tierra mística de faraones que alberga grandes secretos. Una misteriosa civilización asentada en las fértiles riberas del rio Nilo, sin la que la historia de la humanidad hoy no sería la misma. Han sido cientos de filmes los que han tratado de reproducirla con mayor o menor éxito, desde Cleopatra y Sinuhé el Egipcio, hasta Indiana Jones y el Arca Perdida o La Momia. Sin embargo, hasta ahora muy pocos se habían atrevido a hacerlo en los videojuegos, algo que ha aprovechado Ubisoft con Assassin’s Creed Origins, la nueva entrega de la saga de la hermandad de los asesinos, y gallina de los huevos de oro de los franceses, que tras un merecido y muy necesario descanso ha demostrado que los grandes proyectos, con un mayor tiempo de cocción saben mejor.
Y es que la ahogadísima franquicia de aventuras históricas necesitaba oxígeno de manera urgente, un cambio de rumbo que aportara variedad y nuevas fórmulas que lograran animar y generar confianza tanto a sus más fervientes seguidores como a los neófitos. Así que tras 4 años de desarrollo, por fin podemos ver los frutos cosechados por Ubisoft, que adaptando conceptos de Dark Souls, The Witcher, Far Cry y de su propia saga, han traído lo que prometieron, pues este no es solo el más grande de los Assassin’s Creed, sino también el más distinto.
Assassin’s Creed Origins nos llevará en un extenso viaje que arranca en torno al año 49 a. C. bajo el reinado de Cleopatra VII, y en el que acompañaremos a Bayek de Siwa, el último de los medjay de Egipto, héroe y protector de las gentes del Reino Ptolemaico, que viven en un tiempo convulso con grandes disturbios y conflictos. El faraón Ptolomeo XIII trata de mantener su poder mientras ambiciona con expandirlo, pero su hermana Cleopatra, privada y apartada de sus funciones, organiza un ataque contra él, y las frecuentes incursiones de la República Romana bajo el comando de Julio César llevan al temor de una invasión. La misión de Bayek será la de contactar con las fuerzas secretas para manipular dichos eventos, al mismo tiempo que descubre los secretos de su pasado y funda la hermandad de los asesinos, para convertirse así en el primero de ellos.
Apartado Técnico
Ya de lleno en el interior del producto, Assassin’s Creed Origins hace gala de una impresionante recreación de todo Egipto, en un mastodóntico mapa dividido por niveles que rezuma vida y movimiento por dondequiera que vayamos. El título está sumamente cuidado en todas sus vertientes; en cuanto a los gráficos, que están a un muy alto nivel, no podemos reprocharle apenas nada al soporte con el que ha sido realizado este análisis, que es Xbox One S. En la mediana de las hermanas Xbox One, el juego rinde lo suficientemente bien, con una resolución dinámica que oscila entre los 1080p y los 720p, y una tasa de refresco limitada a los 30 fotogramas por segundo. Lejos de parecer negativos estos números, permiten disfrutar del título perfectamente salvo por alguna ligera caída, bug, y algo de popping, que suele apreciarse especialmente en la vegetación y sobre algunas superficies.
La escala y distancia de dibujado son dignas de elogio, y nos detendremos tantas veces a observar la belleza de algunos de sus escenarios y a captar instantáneas con el modo foto incluido, que en más de una ocasión nos sorprenderemos absortos mirando al horizonte, incrédulos frente al inmenso y bello mundo que tendremos a nuestros pies. Y ojo, porque en Xbox One X dicha distancia de dibujado será dos veces superior, sin que ello pueda mermar la calidad de las texturas y las arquitecturas, que serán aún mejores y podremos ver en HDR. Además, gracias a la memoria de la nueva máquina de Microsoft, los tiempos de carga se verán reducidos, dando como resultado la mejor experiencia en consola.
En su conjunto gráfico se nota que Ubisoft ha puesto gran empeño en hacer de Assassin’s Creed Origins un juego que nos haga creer que somos el medjay de Egipto y olvidar a Ezio, con cada localización perfectamente ubicada en el momento histórico que le corresponde, y con cada roca, cada hoja de palmera y cada gota de agua representadas en detalle. Los ciclos de día y noche muestran atardeceres de esos que apetecen sentarse a observar, con una iluminación en los reflejos del sol y la luna excelentes, y también presente en los escenarios interiores. La fauna se cobra su importancia ya que se le ha dado vida propia, y tanto es así que veremos animales peleando como en los duelos de hipopótamos, o alimentarse como cuando un cocodrilo devora sin piedad a un flamenco. Los más salvajes no dudarán en abrir sus fauces para atacarnos aunque vayamos a caballo o a lomos de un camello, y los más dóciles y domésticos, como los gatos (animales sagrados para los egipcios) se acercarán a nuestros pies en busca de caricias.
Por fin hemos conseguido olvidar a Ezio - ¡Comparte!
Y si gráficamente se ha conseguido representar un Egipto inmersivo, en lo sonoro no se queda corto. Las melodías que acompañan a los momentos álgidos de la aventura y los combates, así como las más ambientales, suenan con los ritmos étnicos propios del folklore de cada cultura aparecida en el juego. Los efectos de sonido también concuerdan perfectamente con lo que estemos viendo en pantalla en todo momento, como el graznar y rugir de los animales, el hablar de los ciudadanos (idioti!), el viento, las tormentas de arena del desierto, etc.
El doblaje al castellano resulta bastante eficiente en conjunto, gracias a interpretaciones como la de Jordi Boixaderas (Russell Crowe, Gerard Butler) en el papel de Bayek, aunque es justo decir que flojea bastante y roza el bochorno en los encuentros con Cleopatra, con una Clara Lago que suena tan plana y poco creíble como en las películas que protagoniza. Muy poca voz y contundencia para interpretar a la última y poderosa reina “Lágida”. Aún con todo, la tórrida y plena historia de amor entre Bayek y Aya disipan un poco lo anterior, pues el matrimonio logra transmitir bastante carisma y simpatía.
Jugabilidad
Son muchas las cosas que han cambiado en Assassin’s Creed Origins respecto a las entregas anteriores de la saga. Para empezar y lo que más afecta a la jugabilidad, es su nuevo sistema de combate, bien adaptado desde Dark Souls, en el que aporrear un botón ya no será suficiente. Ahora tenemos una nueva distribución de botones a la que acostumbrarnos y adoptar una estrategia para anticiparnos a los movimientos del enemigo. Posiblemente se haga algo tosca para los que no estén familiarizados con la saga de From Software, pero a los pocos combates se resuelve en cualquiera de los tres niveles de dificultad elegido. Bayek cuenta además con un medidor de adrenalina que a medida que golpea se va llenando, y que una vez que llega a su máximo se desata un modo de ira, que le permite herir a los enemigos por mucho que se defiendan, y también ralentizar el tiempo mientras ataca a velocidad real.
Otra de las novedades está en la equipación del personaje, que a medida que vaya completando misiones y encontrando tesoros, irá mejorando con un código de colores y rarezas ya visto anteriormente en otros títulos publicados por Ubisoft, como The Division. Hay muchas armas diferentes, más o menos poderosas, pero también con muy distintos atributos para adaptarse a todo tipo de jugadores y estrategias. Así pues, el equipo consta de dos armas de mano, dos arcos, un atuendo, una montura, un escudo y artefactos adicionales, como dardos sedantes o bombas. El cómo utilizar todo este equipamiento será decisión del jugador, ya que el este Assassin’s Creed Origins propone y permite avanzar tanto con enfrentamientos directos, como con la acción de sigilo, reservada para los más pacientes.
Con el saqueo de tesoros y las cacerías obtendremos materiales y recursos que nos permitirán ir mejorando los atributos principales, como la hoja oculta, la salud, o la potencia de ataque, tanto cuerpo a cuerpo como a distancia. Este componente de farmeo será crucial para hacer crecer a nuestro medjay, y como debe haber opciones para todos… no podían faltar las “cajas”, con las que podremos comprar (previo pago con dinero real de paquetes de moneda premium) tanto armas, como monturas, materiales o recursos, y hasta la propia moneda del juego con la que compramos a los mercaderes. Hay una tienda repleta de objetos, y no es que sea molesta ni obligue a nada, pero afea un poco y da una primera impresión (errónea, por suerte) de que las mejores armas de Assassin’s Creed Origins se encuentran ahí.
El personaje contará además con un árbol de habilidades tan fácil de comprender como efectivo. Su funcionamiento es bien sencillo, pues por cada nivel de personaje conseguido y por cada tumba completada, recibiremos puntos, y con ellos Bayek logrará ser cada vez más poderoso. Los podremos repartir en torno a tres sendas: La del Guerrero, con habilidades para ser más duchos en el combate cuerpo a cuerpo; la del Cazador, donde encontraremos talentos más orientados al sigilo; y por último la del Vidente, cuyas capacidades se centran en temas menos físicos como el sentarse a meditar y adelantar el tiempo (tal como hace Geralt de Rivia en The Witcher 3) o domar animales salvajes para que se conviertan en nuestras mascotas defensoras.
Y hablando de mascotas, toca hablar de Senu, ave sin la que superar Assassin’s Creed Origins no sería posible. Nuestra inseparable águila nos seguirá a todas partes para ayudarnos a detectar tesoros y enemigos, a los que podrá aturdir y atacar. Esta fiel guía y compañera será nuestros ojos en el cielo y actuará a modo de dron, como el utilizado en Ghost Recon Wildlands, y aprovechará también algunas habilidades del árbol que la harán más precisa y útil. Con ella seremos testigos de las estampas aéreas más impresionantes, mientras nos aporta toda su ayuda y un ahorro considerable de tiempo en la ejecución de las misiones.
Acerca de las misiones, las de la historia principal aunque en su mayoría no son muy épicas o emocionantes, sí son bastante variadas y mantienen el interés durante la aventura. Sin embargo, y como es normal en este tipo de títulos, el centenar de misiones secundarias no lo serán tanto. Algunas merecen mucho la pena y aportan situaciones sorprendentes, con arcos y mini historias muy interesantes. No obstante si tenemos la mala suerte de enlazar 3 o 4 de las más superfluas, llegaremos a sentirnos como el recadero de Egipto, así que mi recomendación personal es ir variando entre unas y otras, y cuantas más actividades completemos por el camino, mejor.
Duración
Assassin’s Creed Origins no es un juego que podamos tomar a la ligera ni jugar yendo al grano, al menos no si queremos disfrutar de su historia y de todo el contenido que alberga. Su mastodóntico mapa está lleno de vida y naturaleza que admirar, de secretos por descubrir, y de cosas por hacer. Es tan vasto que en primera instancia abruma, y hasta da la sensación de que no nos lo vamos a terminar nunca.
Si a completar la campaña, con todas las misiones secundarias, las fortalezas y campamentos en los que aguardan tesoros, capitanes y comandantes… le sumamos las atalayas, las guaridas de animales, las constelaciones, las tumbas, los acertijos de los papiros, las investigaciones de sucesos, las carreras de cuádrigas en el Hipódromo, las peleas en las Arenas, las misiones diarias, y en definitiva, descubrir todo el mapa, vamos a superar las 100 horas sin despeinarnos. Todo ello sin contar con el contenido gratuito que Ubisoft ha prometido traer al juego, más las actividades y expansiones que están programadas para aparecer mediante el pase de temporada.
Conclusión
Assassin’s Creed Origins sigue la evolución natural de la saga de Ubisoft desde el episodio Blackflag, y se reinventa gracias a la aportación de novedades como el nuevo sistema de combate y de progresión del personaje, cuyos métodos y mecánicas modernizadas resultan más acordes al punto de la generación en el que nos encontramos. A poco que os guste todo ese aire de misterio que envuelve a “la tierra negra” lo vais a disfrutar, y si sois aficionados a la egiptología lo vais a gozar muchísimo. Todo es escalable, todo es navegable, está todo tan bien recreado, y hay tantas cosas por hacer, con tantísimas horas por delante, que acabaréis con arena en la capucha hasta bien entrado 2018.
Assassin’s Creed se reinventa con Origins, el mejor título de toda la saga - ¡Comparte!
Este es el capítulo de la hermandad de los asesinos más grande, completo, distinto, y en definitiva, el Assassin’s Creed al que siempre quisimos jugar. Deseando estamos de hacerlo en Xbox One X.
*Nota: Agradecemos a Ubisoft el material proporcionado para realizar esta review.